Según terminé el Campeonato de Europa con la selección nacional en Portugal sabía que tendría unas semanas en las que me podía permitir regalarme un viaje al que iría a pasar el día surfeando, grabar y a desconectar.
Sin pensármelo dos veces reservé los vuelos a la zona de Krui en Sumatra. Después del ritmo de competición tan exigente de la primera parte del año esta destinación me hizo reconectar con la esencia del surf, la misma que me enganchó hace 14 años y que tanto me ha dado desde entonces.
Lo que más me gustó es el sentimiento de aventura que despertó en mi este viaje de surf a Sumatra. La salida fue emocionante porque dos días antes de salir hubo una alerta de Tsunami en el canal que separa Java a Sumatra. Por suerte, no fue importante y pudimos seguir adelante con el viaje. Llegados a Sumatra (Lampung) nos esperaban 5 horas de trayecto hasta nuestro alojamiento en Krui (BeOcean), ¡fueron las cinco horas más largas de mi vida!.
German Pinelo , filmer, se puso de copiloto y a la media hora cerró los ojos para no ver más adelantamientos de vida o muerte… de primeras choca mucho esa conducción temeraria pero parece que tienen un orden dentro de aquel caos, ¡o eso nos creíamos!. Los paisajes de Sumatra eran tal y como me los imaginé, aunque todavía más salvaje de lo que me esperaba. Inmensos bosques, carreteras con curvas imposibles, reefs interminables en marea baja y vientos alisios que peinaban el mar de tal manera que cada ola que rompía era el sueño de todo surfista. La ola que más surfee fue Ujung Bocur, una larga izquierda que va girando alrededor de un reef perfecto.
Esta ola con largas paredes rectas me dio la posibilidad de pausar mi surf, darle amplitud y creatividad. Después tuvimos la suerte de ver funcionar una ola que requiere una dirección de swell particular, en la que pude hacer lo que más me gusta, pasar secciones rápidas dentro del tubo. La verdad es que esta ola era jodida porque a la salida del tubo me esperaba un barra, que cerraba literalmente en el reef. Me pegué algún que otro susto apurando la salida y teniendo que pasar recto por el reef afilando las quillas. ¡Pero el riesgo mereció la pena!
El día de olas más pequeño aprovechamos para ir a una pequeña isla de pescadores con un barco diminuto típico indonesio. Esto fue el día de mi cumpleaños y fue un regalo espectacular, una experiencia de la que me acordaré para siempre.
Cuando llegamos nos esperaba una izquierda a modo de slab, perfecta. Nos dio tiempo a coger unas pocas olas antes de que la marea subiese demasiado y se acercarse peligrosamente a las piedras. Antes de volvernos, aprovechamos para dar un paseo por aquella avenida que reflejaba el Indonesia más verdadero.
Este viaje de surf en Sumatra supuso un paso esencial hacia mi desarrollo como surfista y me ha despertado curiosidad. Ha sido el primer viaje que organicé exclusivamente con el fin de surfear olas de calidad y centrarme en mi surf. Me alegro de haber tomado la decisión de descartar ciertos campeonatos y optar por salir de mi zona de confort.
Quería ponerme a prueba, surfear olas de mayor calidad, verme en situaciones más exigentes. Al fin y al cabo, el mejor entrenamiento para el surf, es surfear y el mejor ejemplo ha sido este viaje. Me ha quedado claro que esta faceta del surf me enriquece en todos los sentidos y quiero dedicarle más tiempo para estar en las mejores olas del mundo lo más preparado posible. Dicen que “El viaje más largo empezó con un primer paso”.